El Profesor Juan Bosch es una gloria del país que al transcurrir su paso por la vida sembro una estela de lo que es hacer política, y hacer política bien hecha, precedida de la pulcritud y la honestidad que debe estar rodeada dicha actividad. En su accionar nunca se vio despilfarrar ni fue proclive al derroche ni la fastuosidad, producto de mentes proclives a la fantasi y el adulonerismo, tal y como hoy sucede en los predios de su Partido de la Liberación Dominicana, hoy convertido en una caricatura de lo que señor su fundador y "líder", donde se han traicionado los ideales patrios por el oro brillador de las bonanzas producto de la proclividad y la corrupción administrativa, donde hasta la soberanía política y económica está siendo entregada a potencias e insticuiones representativos del saqueo de las arcas de paises en desarrollo.
Juan Bosch, desde su tumba, es seguro que estará maldiciendo a los que en el Senado de la República, utilizando alegremente los fondos públicos, se dedican a ensalsar sus méritos, porque en nada justifica esa acción, de un hombre que cuando fue Presidente de la República tuvo un manejo tan pulcro de los recursos del Estado que cuando había una recepción en el Palacio Nacional, Carta de Presentación de Diplomáticos, alguna actividad fuera de lo normal, allí, decía, como muy pocos lo han señalado, o ninguno, porque parece que se les olvido por lo que ello representa, solo se brindaba COCO DE AGUA O CAFE, se resistía a usar los fondos del Estado alegremente y manifestaba que si somos un país pobre, productor de cocos y café, bebidas deliciosas, porqué tener que acudir a otras cosas que no sean las nuestras. ¡Eso deberían saberlo los adulones que mal están usando sus nombres para justificar inversiones graciosas!.
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